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Jesse
comienza a competir, y también a ganar. En los campeonatos juveniles consigue
imponerse en algunas carreras de 100 y de 200 yardas. Incluso lo hace en alguna
de 220 que se realizan sobre una larga y a veces interminable recta. Hace sus
pinitos en las pruebas de salto largo, aunque éstas le cuestan más. Aún no
consigue dominar la técnica, pero logra alcanzar tal impulso antes de saltar
que lo suple por una increíble velocidad punta.
También es
capaz de conseguir algunas victorias de equipo como las de los juegos
interescolares que se disputan a nivel de Estado. Jesse es quien consigue el
mayor número de puntos, los decisivos, para alzar a su equipo entre los
primeros puestos.
Poco tiempo
después, Jesse barre en todas las pruebas en las que se presenta. Con quince
años corre las 100 yardas en 11 segundos, rompiendo el récord mundial de secundaria
en salto largo. Durante dos años consecutivos Jesse lleva a su equipo al
campeonato del estado y, entre medias, iguala o bate récords en salto largo,
los de 100 y 200 yardas y la prueba de relevos junto a sus compañeros de
equipo.
Aun así
Charles es precavido. Antes de cada carrera le recuerda que tiene que mejorar
en dos puntos clave: la salida y acortar el desarrollo de la velocidad máxima.
Debe potenciar la capacidad de reacción, que es fundamental para comenzar a
correr en cuanto dan el pistoletazo de salida así como la potencia para poder
desarrollar lo antes posible la velocidad máxima. Tanto es así que la mayor
parte de las carreras son iguales: es de los últimos en empezar a correr, eso
le hace ir a remolque. Sigue por detrás cuando se enfrenta a chicos que son más
potentes físicamente pero cuando alcanza la velocidad punta la mantiene por más
tiempo a diferencia del resto. Por eso adelanta a los rivales y gana.
Charles sabe
que con más trabajo y disciplina puede conseguir mucho más. Por eso, a pesar de
las victorias, insiste antes de cada carrera en la visualización de ésta. Le
lleva a la salida antes del calentamiento le hace cerrar los ojos y respirar
relajadamente. Le dice despacio lo que espera de él: precisión y rapidez en la
salida, constancia y determinación para alcanzar antes la velocidad. Empuje.
Fuerza.
La rapidez
que le falta en la salida le sobra en lo personal. Un caluroso día de julio de
1930, él y Ruth se casan. Aún él no ha cumplido los diecisiete y ella tiene
quince recién cumplidos. Ambas familias y todos los que les conocen opinan que
es precipitado, que son demasiado jóvenes. Todos lo piensan, menos ellos dos.
¿Para qué esperar cuando has conocido a tu alma gemela? El banquete es
sencillo, los invitados los justos, incluido Charles, por supuesto. Después de
casarse, viven en casa de los padres de Jesse. Se mantienen de los pequeños
trabajos que él consigue y del escaso sueldo que Ruth tiene en una peluquería
en la que ha empezado a trabajar hace unos meses. Cuando consiguen ahorrar algo
más, se independizan yéndose a vivir a una pequeña casa en Cleveland.
El 8 de
agosto de 1932 Ruth da a luz a su primera hija, Gloria.