jueves, 18 de julio de 2013

Carlos Sastre



La etapa de hoy del Tour de Francia va a subir dos veces el puerto mítico Alpe d´huez. En el canal de Teledeporte va a comentar la etapa un ganador en dicha cima, Carlos Sastre. Gracias a la web de Teledeporte voy a intentar hacerle llegar un reconocimiento y una pregunta sencilla que me gustaría compartir con vosotros:

Me gustaría hacer un reconocimiento y una pregunta para Carlos Sastre de una persona aficionada a la bicicleta y al ciclismo desde hace algo más de 15 años:

Primero el reconocimiento para uno de los grandes ciclistas españoles que he seguido desde que comenzó como profesional en el equipo ONCE y donde fue gregario de lujo para los que entonces eran tus jefes de fila. Recuerdo que en la ultima contrarreloj de la vuelta a España del año 2000 a través de un pase que me consiguieron me rodeé de bicicletas ajustadas al milímetro y de ciclistas que se preparaban para salir mientras otros descansaban después de la contrarreloj. En la llegada me puse cerca de una cara familiar. Entre dudas al final le termine preguntando: "Te pareces un montón a Carlos Sastre ¿Eres su hermano?". Sí, me contestó. No paré de preguntarle sobre ti y sobre curiosidades de la bicicleta: entrenamientos, si utilizabas tubulares o cámaras, que desarrollos, ruedas, que opinabas del sloping (que entonces había puesto de moda GIANT en las bicicletas del equipo ONCE)... En esa Vuelta, hiciste un meritorio octavo puesto ¡y maillot de la montaña! Quizá en ese momento te empezaron a tomar en serio para ser el jefe de filas después de ser el gregario de lujo que fuiste y poder conseguir una vuelta de tres semanas. Después llegarían victorias de etapa, segundos puestos en la vuelta, etapa en Ax 3 Domaines en el 2003 dedicada a tu hija con el chupete en la boca, terceros puestos en el Tour.


Y por fin el premio del maillot amarillo tras otro etapón en Alpe d´huez en 2008. Eso sí, tenías que salvar el escollo de la ultima contrarreloj frente a Cadel Evans. Recuerdo que yo estaba de los nervios desde por la mañana el día de la contrarreloj. Si dicen que el maillot amarillo te da alas, así fue lo que ocurrió. Hiciste la contrarreloj de tu vida y defendiste el amarillo. Ese día quedará como una de las etapas que más me ha emocionado junto a Verona 1999 y Hautacam 2000. ¡Ganador del Tour del 2008! ¡Y Oscar con el maillot verde! Cuando cruzaste la meta de la contrarreloj hiciste otro gesto que demuestra lo campeón que eres también fuera de la bicicleta dedicándole el triunfo al Chava.

Te he seguido también en tu marcha cicloturista que, por cuestiones de fechas, solo pude hacer en su tercera edición. Te conocí el día antes de la marcha y me sorprendió lo cercano que eres. Me preguntaste si era la primera vez que hacía la marcha y te dije que sí. Recuerdo que me diste unos consejos y el fundamental era que después del primer avituallamiento no me quedara solo ya que en esa zona sopla mucho el viento. Pues al día siguiente, en la marcha después del primer avituallamiento, cuando empecé a notar el viento de cara miré a un lado y a otro y ¡estaba sólo! Para un consejo que me da un ganador del Tour y me lo salto a la torera, jejeje...


En tus marchas siempre empiezas con los primeros y terminas con los últimos, pedaleando al lado de la gente aficionada a la bicicleta. Otra demostración de lo campeón que eres. Toda la gente que ha ido a tu marcha, si tiene ocasión, repite.

Y segundo, mi pregunta: Carlos, después de haberte dedicado a la bici en cuerpo y alma ahora que la has colgado ¿a que dedicas tu tiempo?

lunes, 8 de julio de 2013

La París- Roubaix y el León de Flandes.


La cama donde dormía en casa de mis padres formaba parte del mueble que ocupaba toda una pared de la habitación que compartíamos mi hermano y yo. Cada vez que bajaba la cama aparecían en el hueco que ocupaba ésta las portadas de la revista Ciclismo a fondo con los ciclistas de carretera de entonces en plena acción: Pantani, Ullrich, Escartín, Armstrong, Zabel, Freire… pero de todos ellos llamaba la atención un ciclista con la cara y el maillot completamente embarrado, ¿Que carrera estaba haciendo ese loco y quien era?

Ese ciclista estaba disputando la París- Roubaix. Ésta es una prueba ciclista de un día que se disputa sobre un recorrido de más de 250 km. A pesar de que es casi completamente llana, es una de las pruebas que no dejan impasible a nadie (los ciclistas profesionales la aman o la odian) y es que a lo largo de su recorrido los ciclistas tienen que atravesar casi 30 tramos de pavé. Este pavé son caminos cubiertos por adoquines que pueden tener una diferencia de altura de uno a otro de hasta cuatro centímetros y donde puede haber hasta otros cuatro centímetros entre adoquín y adoquín. Por lo general, los ciclistas tratan de evitar los adoquines yendo por el propio borde de la carretera lo que provoca que la gran cantidad de aficionados que abarrotan los bordes del recorrido se tengan que apartar. Si no lo hacen a tiempo se pueden provocar caídas como la que sufrió este año Stijn Vandernbergh cuando iba en el grupo delantero a falta de 16 kilómetros. La distancia total de los tramos de pavé suele ser aproximadamente de 50 kilómetros y comienzan a partir del kilómetro 100 del recorrido y llegan hasta la misma localidad de Roubaix. Estos tramos se clasifican según el número de estrellas que está en función del trazado, del tramo, de su distancia y del estado del pavé siendo el máximo de 5 y se consideran los más duros. El Bosque de Arenberg y el Carrefour de l´Arbre son los dos tramos que tienen las cinco estrellas.


La velocidad a la que se rueda hace que apenas se pueda controlar la bicicleta cuando se pasa por uno de esos tramos de pavé (Fabian Cancellara, ganador de este año, hizo una velocidad media en la prueba de ¡44,02 km/h!) por lo que las vibraciones hacen polvo de tal manera las articulaciones que los ciclistas profesionales utilizan doble cinta en el manillar y no cargan a tope de presión los neumáticos para que así amortigüen algo los botes. Por si esto fuera poco, esta prueba se disputa el segundo fin de semana de abril lo que hace que, debido al clima continental de Bélgica, se recorra casi siempre sobre agua y barro.

La carrera fue impulsada por el diario deportivo Le vélo en 1896 (lo que la hace el monumento del ciclismo más antiguo) y comenzó como entrenamiento para la prueba más conocida por aquellos tiempos, la Burdeos- París. La llegada entonces ya estaba donde sigue estando hoy en día: en el mítico velódromo de Roubaix, donde se corren los últimos 750 metros. La salida ya no se realiza en París, si no en Compiégne, a unos 50 kilómetros al norte de París.

Solo ha dejado de disputarse en 7 ocasiones, de 1915 a 1918 y de 1940 a 1942.

El ciclista embarrado que aparecía en la portada de la revista Ciclismo a fondo era Johan Musseuw. Nacido en 1965. Compitió entre 1988 a 2004 a nivel profesional consiguiendo un total de ¡104 victorias! Consiguió su primera victoria como profesional en el año 1989 y en 1990 se llevó dos etapas en el Tour de Francia siendo una de ellas ni más ni menos que en la última etapa en plenos Campos Elíseos. Al principio se especializó en el sprint para después especializarse en las clásicas. Siendo ciclista y de Bélgica, donde todos los meses de abril se celebran grandes clásicas ciclistas, no queda otra que luchar por éstas. Ganó la copa del mundo (prueba que consistía en intentar sumar el mayor número de puntos en función de la posición que se consiguiera en las grandes clásicas de la temporada) en 1995 y 1996 y además este último año consiguió también el maillot de rayas horizontales como campeón del mundo.


Su forma de correr las clásicas, con gran obstinación, añadido a su peculiar cara de sufrimiento hizo que en el pelotón se le conociera como el León de Flandes. Mediáticamente fue en Bélgica lo que aquí en España fue Perico Delgado a finales de los ochenta.

La carrera que le catapultó fue la París- Roubaix. Y por varias razones: fue tercero en 1995, ganó la edición de 1996, tercero en 1997, pero en 1998 se cayó en uno de los tramos de pavé. Se fracturó la rodilla y se temió que nunca más pudiera coger la bicicleta. Tras un largo período de recuperación, consiguió volver a la competición. Sin embargo, poco tiempo después, volvió a lesionarse, esta vez en un accidente de coche. Aún así no perdió la esperanza. Volvió a ganar la edición del año 2000, donde entró en meta señalando la rodilla que se fracturó dos años antes, fue segundo en la de 2001 y  en el año 2002 de nuevo volvió a ganar la París- Roubaix. En total ganó tres ediciones y podio en otras tres.


En la actualidad el belga Tom Boonen ha cogido el testigo de Johan Musseuw ya que ha conseguido batir a su compatriota en el número de victorias de la París- Roubaix con cuatro (2005, 2008, 2009 y 2012).

jueves, 4 de julio de 2013

Zátopek, un campeón en todos los sentidos.


“Guarda bien esto. Te lo mereces.” Emil Zátopek.

Emil Zátopek nació el 19 de septiembre de 1922 (el mismo día que su mujer) y comenzó a correr cuando trabajaba en una fábrica de calzado. En 1945 ingresó en el ejército checoslovaco por lo que abandonó su oficio y tras establecer en 1944 su primera plusmarca. Su peculiar forma de correr: con la cara desencajada y en la que parecía que en cualquier momento se iba a caer al suelo pero a la vez imponía un ritmo duro y severo, le valió el sobrenombre de locomotora humana.

En los juegos olímpicos de Londres de 1948 ganó la medalla de oro en los 10.000 metros y la plata en los 5.000 metros. Entre 1949 y 1954, Zátopek batió ¡18 récords del mundo!, desde los 5.000 metros hasta los 30 kilómetros y el record de la hora. Ganó el oro en los campeonatos de Europa en la modalidad de 5.000 y 10.000 metros. 

En los juegos olímpicos de Helsinki de 1952 ganó las medallas de oro de 5.000 y 10.000 metros. En la celebración de la medalla de oro de 5.000 metros le deseó suerte a su mujer que competía en lanzamiento de jabalina, una hora después su mujer ganó la medalla de oro (en más de una ocasión Zátopek declaró que su amor a su esposa era la inspiración a su carrera). Una semana después Zátopek competía por primera vez en una maratón, la cual ganó. ¡Ganó la primera vez que corrió la distancia de maratón! Increíble. El record que estableció entonces ganando la medalla de oro en unos juegos olímpicos en las modalidades de 5.000, 10.000 y maratón es posible que jamás se vuelva a repetir.

Uno de sus grandes rivales en la pista fue el francés Alain Mimoun pero fuera de ella ambos se profesaban un gran respeto, admiración y una profunda amistad. En los juegos olímpicos de Londres Alain fue plata en los 10.000 metros detrás de Zátopek, y en los de Helsinki fue plata en los 5.000 y en los 10.000 metros detrás también de Zátopek. En los siguientes juegos olímpicos de Melbourne 1956 Alain ganó la medalla de oro en la maratón, Zátopek hizo sexto (¡en la segunda maratón en la que competía!). Al entrar en meta y enterarse de que había ganado Alain, Zátopek le abrazó y felicitó declarándole que aquello valía más para él que todo el oro del mundo.

A lo largo de su carrera deportiva Zátopek compitió en 334 carreras de las que obtuvo la victoria en 261 ocasiones y obtuvo un récord de 69 victorias consecutivas en diferentes distancias.

Zátopek fue el inventor del entrenamiento por intervalos, basado en series y cambios de ritmo. Y es que, como ejemplo, una de sus sesiones favoritas de entrenamiento consistía en: correr 12 km a ritmo suave y después 10 series de 200 metros, 25 de 400, después de nuevo 10 de 200 para acabar con media hora más de carrera suave. 

En Checoslovaquia fue considerado un héroe nacional pero debido al apoyo que prestó durante la primavera de Praga de 1968 al político reformista democrático Alexander Dubcek fue reprimido por el nuevo gobierno de influencia soviética y tuvo que trabajar de barrendero y limpiando letrinas una vez que se negó a apoyar al nuevo régimen. A partir de 1975 su imagen fue rehabilitada por parte del régimen comunista. 

Falleció en noviembre del año 2000 en Praga.

Una última historia de Zátopek que nos habla de su calidad como persona:

Ron Clarke fue un atleta australiano que allá por los años 60 fue un gran dominador de las pruebas de fondo. Llegó incluso a aunar al mismo tiempo los récords de 3.000 m, 5.000 m, 10.000 m, 3, 5 y 10 millas. Algo irrepetible. 

Sin embargo nunca brilló en los juegos olímpicos: En las olimpiadas de su propio país, en Melbourne 1956, solo tenía 19 años y se tuvo que conformar con llevar la antorcha olímpica quedándose fuera de la selección por el servicio militar. En los juegos olímpicos de Roma de 1960 tampoco participó por estar realizando sus estudios de contabilidad. En Tokio 1964 en la prueba de los 10.000 metros le falló la táctica ya que se quedó encerrado en la última y durísima vuelta por lo que no pudo remontar al final, consiguió el bronce. En los 5.000 metros y la maratón repitió un noveno puesto. En 1968, en la prueba de 10.000 metros, le hizo polvo la altura de México D.F (como a tantos otros) entrando en meta completamente destrozado y al cruzar la meta se derrumbó. Acabó sexto.

Tras los últimos juegos de 1968 Ron Clarke estaba anímicamente destrozado. Entonces fue invitado por Emil Zátopek a Checoslovaquía. Era por aquella época cuando Zátopek estaba viviendo la dura represión del gobierno por el apoyo público que había otorgado al disidente Alexander Dubcek. En el aeropuerto antes de coger el vuelo, Zátopek entregó a Ron un paquete a la vez que le decía: “Guarda bien esto. Te lo mereces.” Ron no se atrevió a abrirlo temiendo que fuera algún envío al exterior que podía ser interceptado. Cuando Clarke abrió el paquete en pleno vuelo descubrió la medalla de oro que Emil había ganado en los 10.000 metros en los juegos olímpicos de Helsinki. De nuevo Zátopek demostraba lo grande que era.