Viene de aquí.
Cuando llegan
a las afueras de la ciudad Charles aparca frente a un edifico alargado.
—¿Dónde
estamos?
—Hemos venido
al hipódromo. Vamos a ver carreras de caballos.
—¡Guau! —Jesse
nunca ha visto una.
Cuando bajan
del coche, Charles ayuda a Charly a levantarse del asiento y le da una muleta
que previamente ha sacado del maletero. Charly anda torpemente apoyado sobre la
muleta arrastrando uno de los pies. Viéndole andar, Jesse duda si algún día
podrá correr tal y como ha dicho el entrenador.
Cuando Jesse
se aproxima a la entrada del hipódromo se para y observa detenidamente si hay
alguna indicación para la entrada de los negros. No la ve. Comprueba alrededor
suyo si hay alguien de su mismo color de piel. No ve a ninguno. Concluye que no
hay una entrada para ellos.
Una vez
dentro se van anunciando las diferentes carreras. Los tres toman asiento en un
lateral de la grada. Ante ellos tienen el circuito ovalado y cubierto de un
cuidado césped. Charles le dice a Jesse:
—Quiero que
te fijes en la forma de correr de los caballos. Después me dirás que has visto.
La primera
carrera comienza. Los caballos salen raudos cuando se abren las puertas.
Enseguida uno se pone por delante. Los demás se agrupan y siguen su estela.
Cuando pasan la primera curva y afrontan la segunda recta, el primero saca dos
o tres cuerpos a los demás. Pese a que los jinetes no paran de golpearles los
cuartos traseros con las fustas, no recortan al primero. Llegan a la segunda y
última curva, parece que el primero va perdiendo distancia con respecto a los
demás. ¿Son los caballos de detrás los que van más deprisa o es el de delante
el que corre más despacio? En la recta de meta el primero es adelantado por
uno, dos y hasta tres caballos antes de cruzar la línea de meta.
—¿Y bien? —pregunta
Charles.
—¿Tiene algo
que ver con la iniciativa en una carrera?
Charles
sonríe.
—Bueno, en
este caso podría ser que sí… pero no. Yo me refiero más a la técnica de carrera
de un caballo. Vamos a ver la siguiente.
Poco tiempo
después hay nuevos caballos en los cajones de salida. Jesse solo puede ver a
los jinetes que sobresalen por encima. Al poco tiempo se suena un disparo y se
da inicio a la carrera. Jesse distingue entre el pelotón de hombres y animales
un caballo que toma ventaja sobre los demás. Saca un cuerpo al resto. Charles
le señala:
—Mírale las
patas delanteras. Abren el camino dirigiéndose hacia delante, apenas se doblan
y van alternándose en la pisada. Una primero, después la otra. Y ahora fíjate
en las traseras. Se encargan de impulsar el movimiento doblándose y estirándose
automáticamente como un gran resorte.
Comienza a
trazar la curva. Charles continúa:
—El caballo
es fuerza y puro músculo. Cabeza hacia delante, tronco quieto. Pese a la
velocidad que desarrolla lo único que mueve son las patas. No le hace falta
mover nada más.
Comienzan la
contrarecta y el primero sigue manteniendo la misma distancia frente a los
demás.
—Y tampoco le
hace falta mantener el contacto con la tierra más que el mínimo necesario. Y
eso es muy importante, si te fijas puedes observar como hay momentos en que el
caballo no tiene apoyada ninguna de sus patas en el suelo. Vuela por el aire,
¿lo ves?
Jesse se
esfuerza en ver los movimientos y finalmente se fija en como el caballo vuela.