La cama donde dormía en casa de mis padres
formaba parte del mueble que ocupaba toda una pared de la habitación que
compartíamos mi hermano y yo. Cada vez que bajaba la cama aparecían en el hueco
que ocupaba ésta las portadas de la revista Ciclismo a fondo con los ciclistas
de carretera de entonces en plena acción: Pantani, Ullrich, Escartín,
Armstrong, Zabel, Freire… pero de todos ellos llamaba la atención un ciclista
con la cara y el maillot completamente embarrado, ¿Que carrera estaba haciendo ese
loco y quien era?
Ese
ciclista estaba disputando la París- Roubaix. Ésta es una prueba ciclista de un
día que se disputa sobre un recorrido de más de 250 km. A pesar de que es casi
completamente llana, es una de las pruebas que no dejan impasible a nadie (los
ciclistas profesionales la aman o la odian) y es que a lo largo de su recorrido
los ciclistas tienen que atravesar casi 30 tramos de pavé. Este pavé son
caminos cubiertos por adoquines que pueden tener una diferencia de altura de
uno a otro de hasta cuatro centímetros y donde puede haber hasta otros cuatro
centímetros entre adoquín y adoquín. Por lo general, los ciclistas tratan de
evitar los adoquines yendo por el propio borde de la carretera lo que provoca
que la gran cantidad de aficionados que abarrotan los bordes del recorrido se
tengan que apartar. Si no lo hacen a tiempo se pueden provocar caídas como la
que sufrió este año Stijn Vandernbergh cuando iba en el grupo delantero a falta
de 16 kilómetros. La distancia total de los tramos de pavé suele ser
aproximadamente de 50 kilómetros y comienzan a partir del kilómetro 100 del
recorrido y llegan hasta la misma localidad de Roubaix. Estos tramos se
clasifican según el número de estrellas que está en función del trazado, del
tramo, de su distancia y del estado del pavé siendo el máximo de 5 y se
consideran los más duros. El Bosque de Arenberg y el Carrefour de l´Arbre son
los dos tramos que tienen las cinco estrellas.
La
velocidad a la que se rueda hace que apenas se pueda controlar la bicicleta cuando
se pasa por uno de esos tramos de pavé (Fabian Cancellara, ganador de este año,
hizo una velocidad media en la prueba de ¡44,02 km/h!) por lo que las
vibraciones hacen polvo de tal manera las articulaciones que los ciclistas
profesionales utilizan doble cinta en el manillar y no cargan a tope de presión
los neumáticos para que así amortigüen algo los botes. Por si esto fuera poco,
esta prueba se disputa el segundo fin de semana de abril lo que hace que,
debido al clima continental de Bélgica, se recorra casi siempre sobre agua y
barro.
La
carrera fue impulsada por el diario deportivo Le vélo en 1896 (lo que la hace
el monumento del ciclismo más antiguo) y comenzó como entrenamiento para la prueba
más conocida por aquellos tiempos, la Burdeos- París. La llegada entonces ya
estaba donde sigue estando hoy en día: en el mítico velódromo de Roubaix, donde
se corren los últimos 750 metros. La salida ya no se realiza en París, si no en
Compiégne, a unos 50 kilómetros al norte de París.
Solo ha
dejado de disputarse en 7 ocasiones, de 1915 a 1918 y de 1940 a 1942.
El
ciclista embarrado que aparecía en la portada de la revista Ciclismo a fondo
era Johan Musseuw. Nacido en 1965. Compitió entre 1988 a 2004 a nivel
profesional consiguiendo un total de ¡104 victorias! Consiguió su primera
victoria como profesional en el año 1989 y en 1990 se llevó dos etapas en el
Tour de Francia siendo una de ellas ni más ni menos que en la última etapa en
plenos Campos Elíseos. Al principio se especializó en el sprint para después
especializarse en las clásicas. Siendo ciclista y de Bélgica, donde todos los
meses de abril se celebran grandes clásicas ciclistas, no queda otra que luchar
por éstas. Ganó la copa del mundo (prueba que consistía en intentar sumar el
mayor número de puntos en función de la posición que se consiguiera en las
grandes clásicas de la temporada) en 1995 y 1996 y además este último año
consiguió también el maillot de rayas horizontales como campeón del mundo.
La
carrera que le catapultó fue la París- Roubaix. Y por varias razones: fue tercero
en 1995, ganó la edición de 1996, tercero en 1997, pero en 1998 se cayó en uno
de los tramos de pavé. Se fracturó la rodilla y se temió que nunca más pudiera
coger la bicicleta. Tras un largo período de recuperación, consiguió volver a
la competición. Sin embargo, poco tiempo después, volvió a lesionarse, esta vez
en un accidente de coche. Aún así no perdió la esperanza. Volvió a ganar la
edición del año 2000, donde entró en meta señalando
la rodilla que se fracturó dos años antes, fue segundo en la de 2001 y en el año 2002 de nuevo volvió a ganar la París-
Roubaix. En total ganó tres ediciones y podio en otras tres.
En la
actualidad el belga Tom Boonen ha cogido el testigo de Johan Musseuw ya que ha
conseguido batir a su compatriota en el número de victorias de la París-
Roubaix con cuatro (2005, 2008, 2009 y 2012).
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