“Un velocista mediocre podría llegar a ser
un maratoniano decente, pero un maratoniano decente no podría llegar a ser un
velocista siquiera mediocre” Javi.
Como
ya se comentó en una entrada anterior, es
importante conocer los dos tipos de fibras que contienen nuestros músculos.
Quizá después de esta entrada podrás entender por qué cuando jugabas al
baloncesto en el colegio, a pesar de que saltaras muy fuerte, no llegabas a
hacer un mate como el resto de tus compañeros pero sí que a esos mismos
compañeros les “sobabas el morro” cuando hacíais carreras largas en educación
física.
En
nuestros músculos tenemos dos tipos de fibras:
·
Las fibras lentas: Son mucho más resistentes que
las rápidas por lo que se fatigan menos. A cambio son menos fuertes que las
rápidas.
·
Las fibras rápidas: Son mucho más potentes que
las lentas pero se fatigan mucho más y generan más lactato. Si aún no sabes que
es lo que es el lactato puedes ver esta entrada.
El
porcentaje de cada uno de estos tipos de fibras en los músculos viene determinado
genéticamente por lo que explica el rendimiento que cada persona puede tener en
un determinado deporte. Aquellas que tengan un porcentaje más alto de fibras
lentas podrá rendir mejor en deporte de esfuerzo constante y de resistencia y
los que tengan un porcentaje alto de fibras rápidas rendirán mejor en aquellos
deporte en los que sea necesario capacidad de salto y sprint.
Los ciclistas profesionales tienen un
elevado porcentaje de fibras lentas y esto es debido al esfuerzo largo y
continuo al que deben someter su cuerpo durante tantas horas y tantos
kilómetros. Pero aquellos ciclistas especializados en los sprints, cuyas
piernas son algo más gordas que la de los demás, tienen además un buen
porcentaje de fibras rápidas ya que su mayor rendimiento es en esfuerzos cortos
y estresantes. A cambio estos tienen otra contrapartida: cuando llegan las
etapas de alta montaña, donde hay que subir puertos largos se quedan atrás pues
a esfuerzos largos y prolongados su rendimiento
muscular baja mucho.
Es importante
que sepas que con el entrenamiento es posible modificar las características de
las fibras rápidas haciéndose más lentas. No siendo posible al revés: que las
fibras lentas se puedan hacer rápidas. Esto explica que una de las razones por
las que el profesional de cualquier deporte elige retirarse porque “ha perdido
chispa”. También explicaría el hecho de que grandes atletas o ciclistas que
despuntaron en el medio fondo o
ciclistas clasicómanos de una etapa (donde es necesario un alto porcentaje de fibras
rápidas), a la mitad- final de su carrera deportiva fueran muy competitivos en
carreras de larga distancia o grandes vueltas de tres semanas (cuando ya habían
aumentado el porcentaje de fibras lentas). Este es el caso del gran Haile
Gebreselassie ganador en pruebas desde los 1.500 metros con 26 años para llegar
a establecer plusmarcas anuales en maratón con 32 años. O el caso del ciclista
francés Laurent Jalabert, ganador de Milán San Remo, Flecha Balona entre otras
muchas (con 27 y 28 años) para después ganar el maillot de la montaña en el
Tour (con 33 y 34 años).
Después de leer esta entrada podrás entender
una de las muchas teorías que tenía mi entrenador de atletismo: “Un velocista mediocre
podría llegar a ser un maratoniano decente, pero un maratoniano decente no podría
llegar a ser un velocista siquiera mediocre.”
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